La jueza penal de 4° turno de Maldonado, se expidió la tarde de este miércoles, imputándole tres delitos de homicidio muy especialmente agravados en reiteración real, a Pablo José García Cejas, de 33 años de edad. Por el momento el triple homicida será alojado en la cárcel de Las Rosas.

Esta jornada culminaron las actuaciones del último de los tres casos que tenía la magistrada, ya que recién en la tarde de la víspera llegaron a Maldonado todas las actuaciones del caso Koni Silva, enviadas desde la ciudad de Chuy.

Aunque Pablo García ya estaba confeso, ante la propia sede y anteriormente ante la Policía, era necesario revisar una serie de detalles ya que incluso la documentación enviada no estaba completa y la versión del asesino no era creíble.

Aclarados distintos aspectos, la jueza le sumó el tercer homicidio a los dos que ya habían quedado plenamente confirmados durante la jornada del martes, cuando el imputado declaró por espacio unas cinco horas y luego reconstruyó los hechos.

Por otra parte, se conocieron los verdaderos motivos que lo llevaron a ultimar a la joven de 19 años Koni Silva, de un violento golpe en la cabeza, propinado con una piedra de unos cuatro kilos de peso en el balneario Punta del Diablo.

Finalmente Pablo García, rectificó su versión de que el golpe había sido casi accidental y sin intenciones de matarla, cuando durante una discusión Koni le habría arrojado un vaso y provocó su reacción que fue defensiva.

Dijo que en determinado momento de las relaciones que mantenían en la cabaña de Punta del Diablo, le reveló lo que había ocurrido la madrugada del 2 de abril en el cultivo de arándanos del kilómetro 106 de la Ruta Interbalnearia.

Koni habría comenzado a amenazarlo con revelar aquella confesión vinculada al asesinato de Alejandro Von Graevenitz si no le daba más dinero; se sintió presionado y extorsionado hasta que decidió acallarla para siempre.

Fue entonces que en un momento que la chica se encontraba dormida, tomó una pesada piedra de la estufa de la cabaña, aplicándole un fuerte golpe en el cráneo que la dejó sin vida prácticamente en el acto.

Su destino

Pablo García ya había sido sometido este martes a pericias psiquiátricas y psicológicas, que demostraron que no padece ningún desequilibrio por lo cual era plenamente imputable.

En principio será recluido en el establecimiento carcelario de Las Rosas, aunque su defensa, a cargo de la doctora María Eugenia Elso, solicitó que lo alojen en forma independiente al resto de la población interna para preservar su seguridad.

El INR en tanto, estudiará su caso para establecer si lo más adecuado es mantenerlo en Maldonado o derivarlo a otro establecimiento que le brinde más seguridad personal que es lo que pretende su defensa.

Carrera de muerte

El jueves 2 de abril, Pablo José García, apenas amaneció salió desde Punta del Este en su moto, hacia el cultivo de arándanos del kilómetro 106 de la Ruta Interbalnearia, al Oeste de la ciudad de Maldonado. Allí mismo se domiciliaba Alejandro Von Graevenitz (58).

El productor ya estaba levantado a esa hora y los dos perros de su propiedad, como conocían desde hacía mucho tiempo a Pablo García, no reaccionaron. Le habría recriminado algunas peleas con su hermana Claudia, cuando sorpresivamente tomó un trozo de hierro.

El dueño de casa no tuvo chance de defenderse, porque Pablo García le aplicó varios golpes muy violentos en el cráneo que en minutos lo dejaron agonizando. Retornó a Maldonado y fue recién a media mañana que una norteamericana que estaba por cerrar un negocio con Von Gravenitz lo encontró casi muerto.

Fue trasladado de urgencia hacia el hospital de la ciudad de Pan de Azúcar, pero dejó de existir inmediatamente. Había estado varias horas sin asistencia y con gravísimas lesiones en el cráneo que impidieron a los facultativos actuantes, poder salvarle la vida.

Aquella muerte de Pablo García fue por encargo. Claudia Von Graevenitz, le había ofrecido US$ 5.000 para que quitara del camino a su hermano, al que no soportaba más; algunas veces la Policía tuvo que intervenir en las peleas entre los hermanos. Una semana después la mujer le pagó $ 90.000 por el asesinato.

A comienzos de junio, Pablo García viajó a Punta del Diablo en compañía de Koni Silva (19), a quien le había pagado US$ 1.000 para pasar juntos poco más de una semana. Él alquiló una cabaña por Internet, y la joven una camioneta Chevrolet Meriva.

En esas circunstancias le confesó que él había matado a Alejandro Von Graevenitz, tal vez en un inentendible alarde de superioridad o machismo. La chica a partir de allí habría comenzado a extorsionarlo o a amenazarlo con revelar lo que le había contado y su libertad estaba en riesgo.

El jueves 4, aprovechó un momento en el que Koni se encontraba dormida en el pequeño dormitorio, tomó una pesada piedra que había en la estufa de la cabaña y le propinó un violento golpe en el cráneo que se estima le provocó la muerte casi al instante.

Tras esto, Pablo García retornó a Punta del Este en la Chevrolet Meriva, dejando cerrada la cabaña y comunicándole al dueño que se alojaría algunos días más. El Lunes 8, retornó a Punta del Diablo con intenciones de deshacerse del cuerpo (cosa que no pudo hacer) y levantar algunos efectos, como un teléfono.

La cabaña quedó cerrada y con el cuerpo de Koni en su interior; el asesino volvió a Maldonado y nada más se supo de él. El dueño de la cabaña viajó el viernes 12 a Punta del Diablo porque García no respondía; al acercarse a su propiedad, sintió un fuerte olor nauseabundo. Poco después se confirmaba que Koni Silva estaba muerta en el interior.

Finalmente el domingo 14 de junio, cuando toda la Policía de Maldonado y Rocha lo buscaba, ultimó a Claudia Von Graevenitz (56) en el chalet “Los Picaflores” del barrio Lido de Punta del Este, donde se alojaba en carácter de cuidador. Durante el verano el lugar funcionó como un hostel.

Claudia Von Graevenitz fue ultimada de una docena de puntazos en la espalda y un profundo corte en el cuello, con un cuchillo de cocina. Pablo García declaró que todo se desencadenó porque discutieron acaloradamente cuando la mujer le recriminó que había vendido un mueble.

Pablo García había llegado al chalet “Los Picaflores” la madrugada de ese domingo, tras zafar de una tenaz persecución policial que lo acorraló algunas horas antes cerca de San Carlos y lo obligó, a balazos, a meterse en un campo del que huyó luego a pie hacia Maldonado.

En un taxímetro se hizo trasladar desde la Ruta 39 al chalet, sin pagar el viaje con el pretexto de que lo habían robado. Casualmente horas más tarde, arribó al chalet Claudia, que venía esporádicamente a Punta del Este ya que se domiciliaba en el balneario Aguas Dulces.

Pablo García se marchó en horas de la tarde en la vieja camioneta Nissan de su tercera víctima, hacia la casa de sus padres en Ocean Park. Abandonó el vehículo en la zona de Chihuahua y se fue caminando por la costa, atravesando incluso el cauce del arroyo El Potrero.

El cadáver de la mujer fue encontrado la tarde del lunes cuando la Policía montaba guardia en el entorno del chalet “Los Picaflores” ante la eventualidad de que Pablo García estuviera allí. Nadie respondía hasta que por una ventana vieron un impresionante cuadro.

Al anochecer de ese día, la casa de los padres del triple homicida fue rodeada. El individuo una vez más quiso escapar pero no tuvo chance. Salió al exterior con intenciones de perderse en los montes pero retornó a la casa; a esa altura ya había policías en el interior.

Lo demás ya es noticia conocida: Pablo José García Cejas fue juzgado en la sede penal de 4° turno por 3 brutales homicidios, dos en el departamento de Maldonado y uno en el de Rocha. En todos actuó absolutamente solo y sin haber consumido drogas o alcohol, según confirmó la jueza de la causa.

La pena máxima prevista por el Código Penal de nuestro país para estos casos, es de 30 años de prisión. Sin embargo, si este hombre mantiene una buena conducta -como ha ocurrido en otros casos- , en una década podría lograr salidas transitorias, y en otros 2 recuperar la libertad.

(Foto: Marcelo Umpiérrez)

 

 

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