La Justicia Penal de Maldonado envió nuevamente a la cárcel, a un individuo que se dedica a los negocios inmobiliarios, y ésta vez, se quedó con poco menos de $ 30.000 de la garantía de un alquiler que nunca concretó.

En la tarde del lunes, el titular del Juzgado Penal de 2° Turno de Maldonado, envió a prisión a Edgardo Martín Urrutia Recoba, de 44 años de edad y poseedor de varios antecedentes penales, imputado por la presunta comisión de un delito de estafa.

Todo comenzó cuando el pasado sábado 27 de agosto, una mujer se presentó ante la seccional policial 6ª del barrio Maldonado Nuevo, para denunciar haber sido víctima de una estafa por parte del ahora procesado, quien le cobró cierta suma de dinero como garantía de un alquiler que nunca concretó.

Edgardo Martín Urrutia Recoba, desempeñándose como agente inmobiliario, le había cobrado a su víctima la suma de $ 29.000 como garantía del alquiler de un apartamento que no se concretó. Con evasivas, Urrutia Recoba fue evitando devolver el dinero por lo cual la mujer decidió denunciarlo.

Detenido por la Policía, fue interrogado, al igual que otras personas que fueron indagadas por el mismo caso y finalmente quedó a disposición de la Justicia que dispuso una vez más remitirlo a la cárcel por su presunta autoría en un delito de estafa. Hay otras personas requeridas.

Reincidente

A comienzos de febrero de 2014, este hombre que ha operado como agente inmobiliario, fue a la cárcel tras probarse que se quedó con el dinero de 3 entregas a cuenta de distintos alquileres. Usaba datos que exhibía al menos una inmobiliaria para llevar adelante sus maniobras.

Aquella vez, la Justicia lo procesó con prisión imputado por 3 delitos de apropiación indebida en reiteración real. Urrutia, engañó a varias personas cobrándoles dinero como adelanto de alquileres que nunca se concretaron, valiéndose de la oferta de la cartelera de al menos una inmobiliaria.

Ofrecía propiedades con las que no tenía nada que ver, ubicadas en direcciones que se correspondían con otras. En al menos tres oportunidades se quedó con adelantos; cuando las víctimas intentaban saber que pasaba con la propiedad alquilada, descubrían que el negocio era trucho.