Un delincuente poseedor de una infinidad de antecedentes penales, nuevamente fue a prisión por el robo de un teléfono. Días atrás, pidió para entrar al baño en un bar de Maldonado, y al retirarse se llevó el teléfono celular de un parroquiano.
Darío Gisleno Pias Ballesta, de 29 años de edad, fue enviado a la cárcel por el Juez Penal de 10° Turno de Maldonado, como autor de un delito de hurto, luego de robar un teléfono celular de un parroquiano de un bar sito en las calles Zelmar Michelini casi Florida, en Maldonado.
Pias Ballesta, ingresó días atrás al citado bar y le pidió al responsable para pasar al baño. Apenas se retiró, un hombre de 60 años dio falta de su teléfono celular, razón por la cual rápidamente se dio cuenta a la Policía porque nadie más que Pias había ingresado al bar.
Horas más tarde, personal de Investigaciones del Distrito 2 que patrullaba la ciudad de Punta del Este, avistó en la avenida Gorlero al presunto autor del robo del teléfono, por lo cual lo detuvo y traslado a dependencias policiales donde fue interrogado y llevado luego ante la Justicia.
La última vez
Darío Gisleno Pias Ballesta -que es poseedor de infinidad de antecedentes de todo tipo-, había marchado a la cárcel por última vez a fines del mes de octubre del año pasado cuando cometió un arrebato en perjuicio de una joven en la calle Garzón y confesó otro delito.
Durante los interrogatorios previos a su comparecencia ante la Justicia, se estableció que además había sido el autor del robo de una bicicleta, de un edificio de las calles San Martín y Sauce. Fue a prisión imputado por dos delitos de hurto, uno de ellos agravado en reiteración real.
Anteriormente había sido remitido a la cárcel por una particular maniobra que realizaba en el supermercado Disco de la avenida Roosevelt, en la ciudad de Maldonado, descubierta por personal de seguridad de la firma que detectó que iba demasiadas veces a realizar compras.
Darío Gisleno Pias Ballesta, ingresaba sin dinero al supermercado y de las distintas heladeras tomaba varias botellas de refrescos y las colocaba en la máquina de devolución de envases con lo que obtenía tickets por distintas sumas de dinero, que usaba para pagar otros productos.