La gran frecuencia y magnitud de la variabilidad climática con el aumento de la temperatura global y su consecuente alteración del régimen de lluvias, están modificando la geografía de los cultivos y producción de alimentos en los trópicos, se alertó durante la cumbre climática celebrada en la capital peruana.

Esa fue la gran preocupación en que coincidieron expertos en seguridad alimentaria presentes en la 20ª Conferencia de las Partes (COP 20) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), realizada en Lima, Perú, semanas atrás.

El Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias (IFPRI, en inglés) estima que el cambio climático va a generar alzas de precios de los alimentos de hasta 30 por ciento.

El campo es el primer sector directamente afectado por la alteración del clima alertó Andy Jarvis, investigador del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y especialista en agricultura de bajo carbono, del Programa de Investigación de Cambios Climáticos, Agricultura y Seguridad Alimentaria.

“Clima y agricultura van mano a mano y es el clima que define si un cultivo va bien o mal. La geografía de donde están los cultivos se va a mover y los impactos pueden ser extremadamente negativos si no se hace nada”, dijo Jarvis a Tierramérica durante el Global Landscapes Forum, el mayor evento paralelo celebrado en la COP 20.

Cultivos como los del café, cacao y fríjol en los trópicos son especialmente vulnerables a temperaturas drásticas y a la escasez de lluvias y pueden sufrir enormes pérdidas en razón de un calendario climático en vías de transformación.

Hay ejemplos

En el Valle Sagrado de los Incas en Perú una zona que abriga la mayor diversidad de papas, las altas temperaturas e incidencia de plagas están forzando a los indígenas a cultivar el tubérculo en altitudes muy elevadas. Los productores podrían enfrentar una reducción de lluvias de 15 a 30% para 2030, según el Climate Wire.

En países centroamericanos como Costa Rica, Guatemala y Honduras, hay una emergencia por el hongo de la roya del café, que diezma sus cultivos. La plaga ya causó US$ 1.000 millones en pérdidas en América Central los últimos dos años y ahora amenaza con infectar 53% de las plantaciones de café en el área, según datos de la Organización Internacional del Café.

América Latina produce 13% del cacao mundial y se llevará a cabo un esfuerzo internacional para conservar la diversidad del cacao en las Américas, una vez que los productores encuentren como proteger la producción de enfermedades devastadoras.

A la vez, el cacao también puede servir de estrategia para los productores de café como forma de alternar el cultivo cuando las temperaturas no sean favorables para producir café, según el Consorcio de Centros Internacionales de Investigación Agrícola.

“En la COP se ha manejado mantener el calentamiento global dentro de un tope de dos grados centígrados como la meta más optimista”, recordó Jarvis a Tierramérica.

Pero “eso prácticamente implica un desplazamiento total de la zona cafetera. Dos grados será demasiado caliente. Las dinámicas de los precios indican que van a subir muchísimo. A medida que cae la producción y la oferta se reduce, el precio sube”, advirtió el especialista.

Solamente en Nicaragua, donde el sector cafetero tiene un peso económico importante, el aumento de los dos grados llevaría a perder 80% de la actual área de los cultivos del grano, comentó.

Hasta 2050, las áreas de café nicaragüenses se moverán unos 300 metros hacia zonas más altas, además de ejercer presión sobre los recursos naturales y los bosques y poner en peligro los actores de la cadena de suministro de café, según un estudio del CIAT.

A medida que el clima calienta, los cultivos que hasta ahora tienen su tope de altitud de 1.600 metros, deben trepar cotas más altas, lo que afectaría la subsistencia de medio millón de pequeños agricultores y trabajadores agrícolas, según datos de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.

El subdirector general  para el área forestal de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Eduardo Rojas, aseguró en la COP 20 que el cambio climático pone en riesgo la seguridad alimentaria, los recursos y los medios de vida de los más vulnerables.

“Una agricultura resiliente es más ambiental porque no utiliza fertilizantes nitrogenados. Pero por mucho que hagamos, hay límites sistémicos. Podemos llegar al límite de lo que puede ser la adaptación de la agricultura”, comentó a Tierramérica.

Para el director general del Centro para la Investigación Forestal Internacional, Peter Holmgren, la agro-forestación es un enfoque para conciliar la agricultura, la conservación de bosques y producir alimentos sin generar estas emisiones.

“El gran motivo para la deforestación en la región es la expansión de la frontera agrícola. Hoy en día ya hay muchas investigaciones que buscan variedades de cultivos y semillas más resilientes. Hay aún posibilidad para desarrollar una agricultura más inteligente”, dijo a Tierramérica.

(Fuente/Foto: ecoportal.net)

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