El ministro principal de Escocia, Alex Salmond, anunció su dimisión tras el rechazo a la independencia expresado por los escoceses en el referéndum celebrado el jueves 18 de setiembre. Dijo que Escocia se beneficiará "de un nuevo liderazgo" en la nueva fase de negociación con Londres para lograr más autonomía.
El ministro principal de Escocia, Alex Salmond, anunció su dimisión tras el rechazo a la independencia expresado por los escoceses en el referéndum celebrado a mediados de esta semana. También se alejará del liderazgo del Partido Nacionalista Escocés (SNP).
En una rueda de prensa, Salmond -que gobierna en mayoría en Escocia desde el año 2011-, explicó que Escocia se beneficiará "de un nuevo liderazgo" en la nueva fase de negociación con Londres para lograr más autonomía.
Asimismo, anunció que dejará el cargo durante el congreso anual de su partido, que se celebrará del 13 al 15 de noviembre próximo, y adelantó que hay un “número de candidatos eminentemente cualificados y muy adecuados para ser líderes".
Entre esos nombres, se menciona el de su número dos en el Partido Nacionalista Escocés y en el gobierno, la viceministra principal Nicola Sturgeon, piedra angular de la campaña del referéndum y de la expansión del SNP en el territorio escocés.
Reconoció que mediante el voto se perdió el referéndum para lograr la independencia del Reino Unido, pero dijo que Escocia “aún puede llevar la iniciativa política", afirmó Salmond durante la conferencia de prensa ofrecida apenas se conoció el resultado.
Mucha diferencia
Los escoceses rechazaron por un margen de diez puntos, muy superior al esperado, la opción independentista que votaron el jueves 18 de setiembre, con una participación récord de casi el 85% de los habilitados para emitir su voto.
Según el recuento oficial dado a conocer, un 55% de los residentes en esta región británica que ejercieron su derecho a voto marcaron con un "no" la papeleta en la que se preguntaba si Escocia debía ser un país independiente, mientras que casi un 45 % eligió el "sí".
Cerca de 4 millones de personas que viven en territorio escocés, incluyendo a jóvenes de 16 y 17 años, estaban habilitados para ir a las urnas y responder por “sí” o por “no” a una pregunta que podía cambiar sus vidas y la de generaciones futuras: “¿Debería Escocia ser un país independiente?”.
Una encuesta indicaba una mayoría a favor del “sí” y el resto daba ganadora a la opción “no”. Sin embargo se advertía que la brecha se acortaba y terminó volcando la balanza al contrario de lo que preveía al menos este sondeo.
(Foto: globatium.com)