Imagen referencialLa “Operación Chumel”, llevada adelante por la Brigada Departamental Antidrogas (BDA) de Maldonado y encabezada por el Fiscal Jorge Vaz, no está cerrada a pesar de la millonaria incautación de cocaína y marihuana y la formalización días atrás de tres personas imputadas por distintos delitos.

Eso porque hay tres personas requeridas que están plenamente identificadas, una de las cuales es considerada el eslabón principal de la organización que no sería la primera vez que ingresa importantes cargamentos de droga que, tienen como primer escala la ciudad de San Carlos.

Ese eslabón, es un amplio conocedor de la ciudad en la que desarrolló una intensa actividad como futbolista durante muchos años, aunque con “ojo largo”, según algunos investigadores, vio que el negocio de las drogas podía ser más productivo a otra escala, pero manejándolo fuera de San Carlos.

Con una visión “empresarial”, en momentos que comenzaban a proliferar las bocas de venta y se desataban los primeros enfrentamientos entre bandas, que con los años provocaron temor y muchas muertes en San Carlos, optó por irse al departamento de Canelones donde siguió en el rubro.

Quien la madrugada del sábado 12 de diciembre venía a bordo de la Mitsubishi modelo Outlander, cargada con 109,400 kilos de cocaína acondicionada en cajas que fueron arrojadas en una alcantarilla a la altura del kilómetro 148 de Ruta 9, y salió despavorido por los campos, era J.M.P.D., de 43 años.

Estaba acompañado por L.B., a quien la tarde del viernes recogió en San Carlos para viajar rumbo a Punta del Diablo, donde se cargaría la cocaína que estaban vigilando -luego de trasladarla en varios viajes de la Barra de Chuy de Brasil a la Barra de Chuy de Uruguay-, Héctor Aristil Tabarez Sosa y Gonzalo Arostegui Burgueño.

Allá por 2011

El 17 de agosto de aquel año, la entonces Jueza Penal Adriana Graziuso, procesó con prisión por narcotráfico a tres hombres y a dos mujeres, en el marco de la “Operación Tormenta”, llevada adelante por la Brigada Departamental Antidrogas de Maldonado; uno fue J.M.P.D., el cabecilla.

El ahora “capo”, se atrincheró en Parque del Plata (Canelones) y quemó parte de la droga en una estufa a leña, antes de entregarse a la Policía. Estaba sindicado como el principal “transportista” de drogas desde Canelones a San Carlos, servicio por el que ganaba un promedio de $ 80.000 por noche.

Aquella organización ingresaba drogas desde Argentina con destino a Canelones que era el punto de distribución. Posteriormente las sustancias eran derivadas a San Carlos -según la demanda- para ser fraccionadas y comercializadas en Maldonado y Rocha, según dijeron autoridades policiales de entonces.

En operativos concretados en Las Toscas, Parque del Plata, San Carlos y Maldonado, la Policía se incautó de una pistola calibre 9m.m., marca Jericho -hurtada en el departamento de Treinta y Tres-, 13 cartuchos vivos calibre 9mm, y un revólver 3.57 marca Taurus, denunciado como robado en Santa Lucia.

También se incautaron cuatro vehículos (un automóvil Corsa Classic, un Peugeot 206, un Subaru y un Toyota Corolla), $U 142.000 en efectivo, U$S 320, 276 gramos de marihuana, algunas dosis de cocaína y dos envoltorios conteniendo pasta base de cocaína, entre otras cosas.

Aquella vez, fue enviado por varios años a la cárcel como autor de un delito de narcotráfico, en la hipótesis de distribución, transporte o negociación de sustancias estupefacientes, en reiteración real, con un delito de receptación. De vuelta a la libertad, continuó con sus negocios y siguió creciendo.

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