El ciudacoches de Rivera, de 27 años de edad, detenido dos días atrás como presunto autor del asesinato de la argentina Lola Chomnalez (15), quedó en libertad aunque la jueza de la causa lo mantiene en calidad de emplazado. La prueba clave de ADN dio negativo.

El resultado del ADN del detenido cotejado con los recogidos en distintas muestras extraídas del cuerpo y efectos de la adolescente argentina, asesinada el 28 de diciembre pasado, dio negativo, por lo cual esa prueba clave, esfumó en principio la posibilidad de aclarar el hecho.

En la mañana de este viernes, la jueza penal de Rocha, doctora Silvia Urioste, a cargo del caso, recibió en sobre cerrado enviado desde Montevideo, el resultado del ADN del “Cachila” de 27 años de edad, por lo cual algunas horas después y poco antes que expirara el plazo legal, lo liberó.

De cualquier manera y a diferencia de anteriores detenciones, este hombre quedó en carácter de emplazado porque hay una serie de aspectos en sus declaraciones que podrían confirmar que efectivamente conoció a Lola o eventualmente la encontró aquella tarde.

Distintas fuentes coinciden en que si no fue el homicida, y por inconsciencia o temor se alejó de la adolescente cuando presuntamente perdió el conocimiento o se había caído, podría llegar a ser imputado por el delito de omisión de asistencia. Eso se le preguntó en varias ocasiones durante la detención.

También cabe la posibilidad de que pasando por el lugar la haya encontrado, inconsciente o muerta, y haya decidido “revolver” su mochila, porque un dato que aportó y que despertó mucha expectativa fue que habló de unas “chancletas blancas”, las que Lola llevaba consigo.

Cabe recordar que, aunque dijo una y otra vez que él no mató a Lola, también aseguró que estuvo con ella y que la vio caerse o perder el conocimiento en la zona donde días después fue encontrada sin vida. Fue consultado respecto a si vio a otra persona, y dijo que no.

Este hombre, cuya verdadera identidad no se ha conocido, tiene algunos antecedentes por delitos vinculados a violencia doméstica. Es de estatura baja, mide 1,60, y habría estado en diciembre en la costa rochense, donde vendía estampitas en las playas y se desempeñaba como cuidacoches.

Sin embargo, los investigadores que trabajaron contra reloj a pedido de la jueza Urioste, en procura de encontrar personas que lo identificaran o lo pudieran ubicar en la zona de Barra de Valizas o Aguas Dulces, no pudieron avanzar en ese aspecto. Nadie recuerda haber visto a alguien como él.

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