El asesinato de Lucía Díaz (27), ocurrido hace este miércoles 9 de septiembre dos meses en el barrio Jaurena de Maldonado, sigue sin ser aclarado, y una familia espera respuestas. La falta de pruebas contundentes ha dejado las manos atadas a los investigadores que cada día procuran encontrar un hilo conductor.
El asesinato de Lucía Díaz Sosa, ocurrió entre la noche del jueves 9 y la madrugada del viernes 10 de julio, para los investigadores, muy cerca de donde fue encontrado el cuerpo debajo de unos arbustos y a pocos metros de la calle Guyanas, en el barrio Jaurena de Maldonado.
Desde un primer momento, cinco hombres fueron incisivamente interrogados por la Policía, estuvieron incomunicados y comparecieron ante la justicia penal. Unos 20 días después, se supo que ninguno mantuvo algún tipo de comunicación por medios electrónicos con ella durante los días previos.
Según los resultados de las pericias encargadas por la justicia sobre los equipos informáticos y telefónicos de uso habitual de los indagados, y de la víctima, no hubo ningún tipo de comunicación de un lado o del otro, durante el día de la desaparición y muerte de Lucía.
Tanto los teléfonos celulares de los indagados, como sus computadoras personales, una tableta de la víctima y su teléfono personal fueron peritados y sometidos a la extracción de información por parte de distintas empresas de comunicaciones a pedido de la justicia.
Las antenas de telefonía celular de la zona, no registran actividad de ninguno de los aparatos de los indagados en proximidades del barrio Jaurena, Sanatorio Mautone, barrio La Loma, calle Guyanas o avenida Roosevelt entre el jueves 9 al anochecer y las 24 horas posteriores.
Por otra parte, ninguna filmación de cámaras de seguridad de toda la zona peritada, aportó datos vinculados a movimientos extraños de algún vehículo o de personas en los mismos horarios. Tampoco surgió el testimonio de alguien que pudiera haber visto algo sospechoso.
Finalmente se recibieron los resultados de los estudios a los que fue sometido el pañuelo de Lucía Díaz, el mismo que utilizó su victimario para estrangularla, y como lamentablemente se preveía, tampoco arrojó datos importantes. Existía una remota posibilidad de obtener algún ADN.
Algunos otros pequeños elementos y hasta preservativos usados que fueron recogidos en el entorno del lugar donde apareció el cuerpo, también se enviaron al ITF en Montevideo. Igualmente, todo lo recogido se supone se encontraba tirado en forma previa a todo lo ocurrido.
Los meses pasan
El asesinato de Lucía Díaz, ocurrió entre la noche del jueves 9 y la madrugada del viernes 10 de julio, para los investigadores, muy cerca de donde fue encontrado el cuerpo debajo de unos arbustos y a pocos metros de la calle Guyanas, en el barrio Jaurena de Maldonado.
Al repaso de todo el expediente que realizó el titular de la sede Penal de 2° Turno, doctor Gerardo Fogliacco, se sumó posteriormente el concurso de una semióloga que llegó a Maldonado especialmente para entrevistarse con los únicos cinco indagados por el caso.
Lucía había salido de su casa la noche del jueves 9 de julio como otras noches, en dirección a la zona de Sanatorio Mautone, donde lograba obtener conexión de Internet, según su familia, para contactarse con su padre que se encuentra en el exterior del país.
Ese día sobre la hora 23.00, salió de su casa con las llaves y un teléfono celular, el que solamente utilizaba para las comunicaciones con su padre, porque otro de uso personal lo había dejado. El primero de los aparatos y las llaves de la casa nunca más aparecieron.
Una de las dudas que sigue latente, es si realmente Lucía salió en busca de esa conexión a Internet, o fue lo que le dijo a su madre, para no revelar que había quedado de encontrarse con alguien. Esta diferencia resulta sustancial para poder llegar al asesino.
Lo último puede haber ocurrido, y es tal vez por lo cual no hubo testigos de algo anormal en ese tramo de la calle Guyanas que, registra un movimiento relativamente importante ya que es la conexión entre la avenida Camacho y el cercano Sanatorio Mautone.
Por el lado de la avenida Roosevelt, a unos 30 metros de donde fue abandonado el cuerpo, hay una de las estaciones saludables para realizar ejercicios físicos al aire libre. No aparecieron eventuales usuarios que hayan visto algo extraño a tan corta distancia.