La población asistida por el INAU al 1° de diciembre fue de 91.417 niños, niñas y adolescentes, en distintas modalidades de atención diaria vinculada a la primera infancia y a las familias, clubes infantiles, centros juveniles, atención de los programas de calle, sistema de protección especial, programa de acogimiento familiar o servicios de discapacidad.
“El Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay incrementó su cobertura desde 2004, llegando al 10% de los niños, niñas y adolescentes del país”, dijo la directora del instituto, Marisa Lindner. El crecimiento se basa en la creación de una importante cantidad de programas.
En Uruguay, según la Encuesta de Hogares del Instituto Nacional de Estadística de 2015, había 897.285 niños y adolescentes de entre 0 y 17 años. “La población asistida por INAU al 1° de diciembre fue de 91.417 niños, niñas y adolescentes en distintas modalidades de atención diaria”, sostuvo.
Además, explicó que esa instancia se consolidó entre 2014 y 2018, porque en Uruguay se atendió a un 15% más de niños en los centros de educación y cuidados, lo cual significó un importante avance en la universalización de la oferta de entre 0 a 3 años.
“Esa política estratégica como país está muy asociada a los derechos humanos en la infancia, porque trabajar en esta etapa de la vida es crucial para el desarrollo de posibilidades y oportunidades en etapas sucesivas de la vida”, indicó la directora del INAU.
Lindner destacó los avances en el Plan CAIF (Centros de Atención a la Infancia y la Familia) y en nuevas propuestas innovadoras de cuidados y educación, como las casas comunitarias, los centros con empresas y sindicatos y los centros de educación y cuidados para hijos de estudiantes.
“En el área de protección especial, con el objetivo de garantizar el derecho a vivir en familia, el INAU está transformando el sistema de protección a través de la reconversión de los residenciales de 24 horas en centros de acogimiento y fortalecimiento familiar (CAFF)”, señaló.
La estrategia tiene como elementos centrales la desinternación, el fortalecimiento de las capacidades de cuidado de las familias de origen, la promoción, la selección y el seguimiento de familias de acogimiento o la desvinculación definitiva a través de la adopción.