En Maldonado, el lanzamiento de “Conciencia y Acción Colectiva”, tuvo lugar en la Casa de la Cultura de Pan de Azúcar. El programa se implementa en más de 40 países y en Uruguay comienza a implementarse con apoyo oficial a través del ministerio de Salud Pública y otras organizaciones.

 

El Ministerio de Salud Pública (Msp) lanzó el programa de prevención de consumo problemático de sustancias en jóvenes, denominado “Conciencia y Acción Colectiva”, modelo de origen islandés, con enfoque comunitario integral, que involucra a familias, escuelas, comunidades y gobierno para crear un entorno seguro.

Este miércoles 6 de noviembre el programa fue presentado en la Casa de la Cultura de Pan de Azúcar, con la presencia del coordinador del programa departamental Integra, Darío Pérez y técnicos del mismo, y del propio intendente de Maldonado, Enrique Antía, entre otras autoridades locales.

“Es un modelo de prevención universal que pretende mejorar la vida de los jóvenes de Maldonado y Pan de Azúcar en particular. Se implementa en más de 40 países con base en Islandia”, expresó Francisco Gimeno, gestor de proyectos de Planet Youth. Ya hay 25 años de experiencia y alcance en comunidades de todo el mundo.

Uno de los primeros pasos es el fortalecimiento a nivel local, luego se inicia una etapa de encuestas y diagnósticos para la toma de decisiones “desde la propia comunidad”, acotó Gimeno, mientras que Darío Pérez remarcó que este modelo de prevención de las adicciones tiene que incluir a todos los actores de la sociedad.

Hay esperanza

Durante el lanzamiento en Uruguay, realizado el lunes 4 del corriente mes en la sede del Ministerio de Salud Pública, las autoridades presentes coincidieron en que se trata de un modelo consistente desde el punto de vista científico, por sus resultados, y basado en una teoría social: cambiar la estructura para modificar conductas.

En una primera etapa, se implementará en 4 localidades de distintos departamentos: San Jacinto (Canelones), Pan de Azúcar (en Maldonado), Tranqueras (Rivera) y Colonia del Sacramento (Colonia). Rando explicó que, “el consumo de alcohol y otras drogas es un problema social y de salud pública a nivel mundial, y la región no está ajena”.

Ejemplificó con el tema del cannabis en América, cuya prevalencia es de 8,8% en la población de entre 15 y 64 años, mientras que la del alcohol alcanza un 40% más que la media mundial. A esto se suma una baja percepción del riesgo de estas dos sustancias de acuerdo a los estudios realizados.

La jerarca subrayó que el modelo islandés es una importante oportunidad para prevenir el consumo en jóvenes de manera efectiva, a través de acciones concretas. “Es innovador y ha transformado la manera de abordar el problema de salud mental y las conductas de riesgo en la juventud”, incluido el intento de autoeliminación, dijo.

Asimismo, sostuvo que el enfoque de este programa es comunitario integral, involucra a padres, escuelas, comunidades y gobiernos, para crear un entorno seguro, que los jóvenes no se sientan solos cuando afrontan el tema. Informó que este modelo funciona en Islandia desde fines de la década de 1990.

“Los resultados son notables”, afirmó. El consumo de alcohol en adolescentes de entre 15 y 16 años se redujo, de 42% en 1998 a 5% en años recientes. Además, las encuestas muestran una mejora de la salud mental y una reducción de las conductas de riesgo. Este modelo ya se instauró en otros países, pese a que no es de fácil implementación.

La jerarca repasó los principales pilares que sostienen el modelo: fortalecimiento de las relaciones familiares, que la familia participe en la vida de los adolescentes; aumento de actividades extraescolares, que estén ocupados, y actividades constructivas y recreativas luego de su tiempo de clase.

Además, la generación de ambientes seguros dentro de los centros educativos, donde se sientan comprendidos; la recolección y análisis de datos, porque es un programa que se adapta a la realidad de cada país, y el apoyo a las políticas públicas que respaldan estos cambios, por lo cual es importante el involucramiento de todas las partes.

“El ministerio adoptó esta estrategia porque entendemos que, si bien es compleja, es la mejor metodología a seguir, es participativa, hecha en base a las actividades de salud de la comunidad, tratando de transformar el entorno donde crecen y se desarrollan los adolescentes”, manifestó Karina Rando.

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