El Ministro de Salud Pública, Jorge Basso, dijo que la tarea del gobierno es estar atento a todas las opiniones y administrar tensiones de un sector que se caracteriza por un fuerte conflicto de intereses, donde debe primar la mejora de la calidad de la atención. A 10 años de la reforma de la salud, el jerarca insistió en la voluntad de seguir avanzando en ella.
Jorge Basso presidió la segunda jornada de intercambio denominada “A 10 años de iniciada la reforma sanitaria. Evaluación y desafíos del Sistema Nacional Integrado de Salud”, que contó con la participación de representantes de prestadores públicos y privados, sindicatos (médicos y no médicos), usuarios y academia.
“Procuramos profundizar aquellos aspectos que se entienden sustantivos para seguir avanzando en la reforma. Las pocas experiencias exitosas que existen en el mundo requieren una clara voluntad política e institucional y una acumulación desde lo gremial y lo social para identificar los puntos críticos sobre los cuales generar los mayores consensos posibles”, dijo Basso.
El jerarca insistió en que existe una fuerte voluntad del gobierno de que la reforma sanitaria siga avanzando y de hacerlo escuchando a todos los actores. “Es tarea del gobierno estar atento a las opiniones de todos y administrar ciertas tensiones de un sector que se caracteriza por un fuerte conflicto de intereses”, aseguró.
En la jornada de intercambio, se trabajó en torno al plan de salud, que incluye el estudio de los objetivos sanitarios, la identificación de los principales problemas y qué debe hacer el sector salud para resolver muchos de ellos, que son antiguos, y otros que requieren una mirada intersectorial.
“Trabajar con metas y objetivos es una novedad para este ministerio, lo que requiere un fuerte papel de rectoría de la secretaría de Estado y un fuerte involucramiento de las instituciones, de los recursos humanos y de la capacidad intersectorial del gobierno”, añadió.
Explicó que objetivos prioritarios son 4: alcanzar mejoras en la situación de la población; disminuir las desigualdades en el derecho a la salud; mejorar la calidad de los procesos asistenciales, y generar las condiciones para que las personas tengan una experiencia positiva en la atención.
Asimismo, se definieron 6 objetivos estratégicos: favorecer estilos de vida y entornos saludables y disminuir los factores de riesgo; reducir la carga prematura y evitable de morbimortalidad y discapacidad; mejorar el acceso y la atención de salud en el curso de la vida; construir una cultura institucional de calidad y seguridad en atención de salud; y avanzar hacia un sistema de atención centrado en las necesidades sanitarias de las personas.