El Servicio Nacional de Sangre logró que 29.000 personas donaran sangre el año pasado en las sedes de Montevideo y Maldonado. La directora del servicio, Lourdes Viano, dijo que con un solo donante se pueden salvar 4 vidas, gracias al desarrollo tecnológico de Uruguay, que permite el uso de todos los componentes de la sangre.
La pasada semana como cada 14 de junio se conmemoró el Día Mundial del Donante de Sangre Voluntario. En 2017, la sede de Montevideo del Servicio Nacional de Sangre recibió unas 13.000 donaciones efectivas de acuerdo a los datos oficiales difundidos esa jornada.
Por su parte el Hemocentro Regional de Maldonado, que esa jornada agradeció por distintos medios la voluntad de los miles de donantes que asisten a sus instalaciones, durante 2017 recibió unas 16.000 donaciones, tanto de sangre como de un componente puntual de la misma: las plaquetas.
Los tipos
Hay 3 tipos de donantes: voluntarios, pertenecientes a una organización solidaria y de reposición, que se forma en la actitud de donar, pensando en que hay otra persona que lo necesita. En forma periódica (una o dos veces al año) concurre a donar al centro en que se haya fidelizado.
El donante que integra una organización solidaria (centro religioso, educativo, sindicato o empresa) toma la donación como una actividad por desarrollar (reciben charlas e información y luego realizan jornadas de vacunación). El donante de reposición es quien concurre a hacerlo cuando alguien se lo pide.
La directora del Servicio Nacional de Sangre, Lourdes Viano, explicó que de una unidad de sangre se obtiene el máximo de hemocomponentes posibles: glóbulos rojos (o sangre desplasmatizada), concentrados de plaquetas y plasma, aclarando que todos tienen funciones diferentes y un tiempo de sobrevida limitado.
Se estima que con una donación de sangre se puede salvar cuatro vidas. “El donante viene y nos da lo mejor de sí, parte de sí. Nosotros somos responsables y obtenemos el máximo que se pueda de esa unidad de sangre para aportarlo a la comunidad que lo requiere en ese momento”, señaló.
Los glóbulos rojos duran unos 42 días a cuatro grados y son los encargados de transportar el oxígeno a los diferentes tejidos, se emplean en personas con una anemia aguda a consecuencia, por ejemplo, de una intervención importante o de un accidente al dañarse un órgano muy irrigado.
También se utiliza en personas con enfermedades que llevan a que no produzcan muchos glóbulos rojos (pueden recibir varias transfusiones en el año). En tanto, los concentrados plaquetarios son de poco volumen, pero imprescindibles en pacientes con tratamiento de quimioterapia.
El plasma (la parte líquida de la sangre) es agua con proteínas y factores de la coagulación; dura un año congelado. Solo un 27% de lo que se obtiene se utiliza para transfusión. Por ello, Uruguay firmó un convenio con Argentina hace más de 35 años.
El convenio es para la producción de hemoderivados. Entre esos derivados se cuentan: albúmina, inmunoglobulina y factor 8 de coagulación, los que se producen en la Universidad Nacional de Córdoba y luego se traen al país.
A quienes requieren un recambio de plasma por ser nocivo para su organismo, se les reemplaza con solución de albúmina; a quienes tienen problemas de inmunidad se le suministra inmunoglobulina; y en pacientes con hemofilia se utiliza el factor 8 de coagulación, para evitar que sangren demasiado, relató Viano.
Quien puede
Los requisitos para poder donar son tener entre 18 y 65 años, pesar más de 50 kilos, no estar recibiendo un tratamiento de medicamentos por alguna infección y no haber padecido hepatitis luego de los 10 años de edad.
En el caso de algunas enfermedades que son crónicas (hipertensión, por ejemplo) se debe valorar junto con el promitente donante si puede serlo. Para conocer el estado, a cada voluntario se le realiza una entrevista y examen físico al ingresar como donante.