Mientras dentro de la propia administración Antía hay voces discordantes con la iniciativa, no solo vecinos en forma independiente e instituciones vinculadas al medio ambiente rechazan la posible ubicación de esta instalación, sino que comienzan a surgir oposiciones desde sectores de trabajadores de la salud.
Un Colectivo de Trabajadores de Cerema (Centro de Rehabilitación de Maldonado), dio a conocer una carta abierta a la comunidad, en la que expresan su postura fundamentada, en contra del proyecto de construcción de una pista de picadas en el departamento, “por los riesgos que implica para la salud pública y la seguridad vial”.
En los últimos días hasta la directora de Medio Ambiente de la Intendencia de Maldonado, Bethy Molina, admitió en una emisora de radio del medio que no comparte esa decisión anunciada por el intendente Enrique Antía, quien a su vez salió al cruce señalando que la funcionaria está en campaña política y busca votos.
Pero los propios promotores de una pista de picadas en Maldonado tampoco están de acuerdo en que se construya en la zona donde se están rellenando antiguas piletas de descarga de barométricas. Brandon Motta de “Maldonado Stunt”, dijo en el periodístico Nuestra Mañana de Aspen FM de Punta del Este que se debería buscar otro lugar.
Señaló que si el tema en ese lugar está generando tanto “enfrentamiento”, sería bueno que la Intendencia buscara una alternativa, y que si ellos tuvieran la posibilidad de elegir, “el escenario sería diferente”. El lugar donde se están desarrollando las picadas, es provisorio al margen de las medidas de seguridad que se adoptan.
Desde la salud
Este miércoles 12 de febrero, un Colectivo de Trabajadores de Cerema -que diariamente atienden a víctimas de siniestros de tránsito-, dio a conocer una carta pública en la que manifiestan su categórico y fundamentado rechazo “a la propuesta de la Intendencia de Maldonado de construir una pista de picadas en nuestro departamento”.
“En primer lugar, celebramos la decisión de desistir de llevar adelante este proyecto en el humedal del Arroyo Maldonado, un ecosistema valioso que merece ser protegido. Sin embargo, consideramos que la problemática no se resuelve simplemente cambiando de ubicación: esta pista no debería construirse en ningún lugar.
Como profesionales de la salud dedicados a la rehabilitación, cuyo trabajo diario está íntimamente ligado a las consecuencias de los accidentes de tránsito, consideramos esta iniciativa un grave error, carente de sustento científico y con un costo humano inaceptable.
Fundamentamos nuestra oposición al proyecto en el enorme impacto a la salud y la seguridad vial: Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los accidentes de tránsito son la principal causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años en el mundo. En Uruguay, de acuerdo con datos de la Unidad Nacional de Seguridad Vial (UNASEV), los siniestros de tránsito representan una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en la población joven.
Las tasas de mortalidad por accidente de tránsito en Maldonado en los últimos años, supera el promedio de todo el territorio nacional. Lejos de mitigar este problema, la creación de una pista de picadas fomenta una cultura de riesgo, normalizando conductas peligrosas que exceden el ámbito controlado y se trasladan inevitablemente a la vía pública.
De acuerdo a la evidencia internacional, experiencias similares a este proyecto en otros países han demostrado que la existencia de estos espacios no reduce las carreras ilegales en la vía pública. Por el contrario, tienden a incentivar la competencia y la búsqueda de emociones extremas, aumentando la probabilidad de que estas conductas se reproduzcan en contextos no regulados.
Este proyecto, además, traería consecuencias negativas para la salud mental: El diseño de políticas públicas que promueven actividades de alto riesgo, especialmente dirigidas a jóvenes, tiene implicancias directas en la salud mental. Las conductas impulsivas, de riesgo y temerarias están asociadas a problemáticas como las adicciones y la conducta suicida.
En este sentido, es crucial recordar que el suicidio en Uruguay es una emergencia nacional, con un aumento alarmante en los últimos años en la población joven, donde actualmente constituye la principal causa de muerte. Los jóvenes más vulnerables serán quienes paguen el precio más alto, tanto en vidas perdidas como en secuelas físicas y psicológicas irreversibles si este proyecto se realizara.
Además, hay un costo humano detrás de cada accidente: En CEREMA trabajamos con personas que han sufrido lesiones traumáticas, amputaciones, daño neurológico y discapacidades permanentes a causa de siniestros de tránsito. Cada uno de estos casos representa una tragedia personal, familiar y comunitaria, pero también un impacto económico y social que se podría haber evitado. Promover actividades que incrementan estos riesgos es, desde nuestro rol, inaceptable.
Existe una ausencia evidente de fundamento científico en la propuesta: Esta iniciativa carece de respaldo en evidencia que demuestre un beneficio real para la comunidad. La justificación del proyecto parece responder más a intereses que se alejan de un beneficio para la sociedad, lo que resulta preocupante. Esto se contrapone con la necesidad de adoptar una visión integral de la salud pública y la seguridad vial.
Nuestro llamado urgente es a la reflexión: Instamos a las autoridades a reconsiderar y no llevar adelante este proyecto. Esta es una iniciativa autogestionada por el Colectivo de Trabajadores de CEREMA comprometidos con la Salud Pública, quienes no podemos, desde nuestra responsabilidad ética y moral, permanecer en silencio ante una iniciativa que pone en riesgo la vida y el bienestar de la población. Pronunciarnos en contra de este proyecto es una obligación que asumimos con la convicción de proteger la salud y la seguridad de nuestra comunidad.
Las verdaderas políticas públicas deben basarse en la protección de la vida y la promoción de la salud, no en la exaltación del riesgo innecesario que deriva en pérdidas vitales y secuelas irreversibles. Decir que no a este proyecto es decir sí a la vida”, concluye la carta emitida por los trabajadores del mencionado centro de rehabilitación física.