La psicóloga criminalista Adriana Savio Corvino, autora del libro que estará a disposición del público en pocos días, titulado “Yo, nací muerto”, asesinos en serie, historias de amor del victimario, analizó el perfil del triple homicida de Maldonado, Pablo José García Cejas (33) remitido a la cárcel dos días atrás. En el desarrollo de su vida puede haber algunas respuestas.
Adriana Savio, reconoció que se quedó muy impactada cuando conoció el caso del triple asesino de Maldonado, y explicó que hace muchos años investiga a este tipo de mentalidades dentro de la perfilación criminal, y desde el punto de vista psicológico y psicológico forense.
Entrevistada en el periodístico Frecuencia Abierta de Aspen FM de Punta del Este, subrayó que el homicidio es la figura más “cruda y golpeadora para toda la sociedad”, por eso siempre provoca mucha consternación en la comunidad, más en este caso que se trata de tres crímenes y no solamente de uno.
Respecto a Pablo García, señaló que a partir de la comisión del segundo homicidio (el de Koni Silva), “ya estamos hablando de un sujeto que tiene un comportamiento desde el punto de vista criminal, sin hablar de las causales, que se explica por la compulsión a repetir este acto”.
Agregó que más allá de las causas que lo llevaron a cometer estos asesinatos, desde el punto de vista criminal, “tenemos a un sujeto que comete más de una vez un acto criminal de sangre, y esto es un indicador como para poder estar hablando de alguien que, desde este punto de vista, serializa, repite de forma compulsiva un acto tan complejo”.
Remarcó además lo “golpeador para el propio victimario”, por las características de los tres homicidios, muy agravados, con golpes en la cabeza y en los rostros. “Elige golpear en la cara que es el sector de la identidad en el cuerpo de la víctima, donde hay que tener un temple también especial para poder llevar adelante esta conducta”.
En el ámbito forense en estos casos decimos que “no es quien quiere hacerlo, sino quien puede llegar a hacerlo, por lo que hay que partir desde una estructura psíquica que habilite este tipo de conductas”, independientemente de los móviles que pueden ser económicos o sentimentales en éste o en otros casos de homicidas múltiples.
Adriana Savio explicó que el primer caso (el de Alejandro Von Graevenitz) puede haber sido premeditado, teniendo en cuenta que habría recibido un incentivo económico previo para matar. “En ese primer momento, nos encontramos con una mente que está como más controlada y más fría, que no deja de ser una mente violenta, que por más que le dan lo que le dan, pasa a no dudar y cometer el acto”.
La profesional, también se planteó la duda de si ese asesinato fue el primero que cometió Pablo García en su vida. “Esa es otra línea de investigación muy válida, porque que comience ya con un tipo de homicidio de esas características, no es muy esperable de encontrar; en realidad comienzan sus carreras criminales con distintos tipos de actos que no son homicidios”.
Aclaró que en este aspecto no hace puntualizaciones desde el punto de vista judicial, sino desde el funcionamiento psico-dinámico del sujeto. “Ellos comienzan muchas veces su proceso criminal interno, a nivel de su psiquis, cometiendo daños menores, pero que también están hablando de una necesidad que tiene de poder dejar salir un impulso violento que hay adentro de su mente”.
Según Savio, ese impulso violento en medida que no se va castigando como corresponde, aumenta y al mismo tiempo afirma el sentimiento de impunidad del sujeto. “Por eso lo que sucede con este chico, también tiene que ver con eso. En la comisión del último crimen hay como un descuido muy grande, una desorganización muy grande en la escena”.
Esto último está muy relacionado con su conducta, a partir del momento que toma conocimiento de que está siendo buscado. “Él llega un momento en el que de alguna forma se entrega; no puede sostener psicológicamente todo esto que tramita en su mente, por todo lo que vivió, lo que no todos eligen como salida a sus crímenes”.
Subrayó asimismo, que en estos casos no se puede perder de vista “el sufrimiento psíquico que ellos también experimentan, y el trauma, que no muchas veces pueden sostener en su cabeza; entonces la mayoría de las veces es lo que los lleva a entregarse o a equivocar algún tipo de acto”.
Advirtió que no se puede catalogarlos de “tan inteligentes”, puede ser media a alta en estos perfiles, “pero no es una inteligencia para el beneficio de sus propias vidas, porque de hecho cometer un acto criminal de estas características es destruirse la vida de ellos mismos, ni hablar la de las víctimas”.
Auscultar su historia
Aunque se trató de tres casos diferentes pero con algún punto en común, la psicóloga Adriana Savio detectó un elemento reivindicativo en todos ellos. “El sujeto es como que busca en los tres casos, una resignificación de su posición frente a la historia de vida de estas personas”.
“Pablo (García) seguramente, y esto lo van a periciar pertinentemente, está portando al día de hoy una estructura psico-patológica que se define como trastorno de la personalidad”, que no es lo mismo que tener una doble personalidad, “es una estructura en la que la característica básica es una falta de empatía y contemplación por el sufrimiento de los demás”.
Refirmó que se trata de personas totalmente frías que no pueden traducir los afectos y las relaciones con otras personas. Además son sujetos que necesitan sentir que tienen poder todo el tiempo frente a las situaciones que viven, y que pueden tener algo que ver con lo que hayan vivido en el pasado.
Finalmente advirtió que la actitud de Pablo García, puede estar vinculada a “una estructura que de alguna manera se construye a lo largo de la vida, a la que a su vez se le suman elementos detonantes del aquí y de ahora”, lo que plantea interrogantes respecto a como transcurrió su vida hasta ahora.
“Es un sujeto que psicológicamente, tenía elementos suficientes como para pasar al acto criminal y cometer los tres crímenes que cometió”, concluyó la psicóloga criminalista, Adriana Savio Corvino.