*) MSF

La Dra. Tejshri Shah, directora general de Médicos Sin Fronteras y pediatra experta en enfermedades infecciosas, alerta sobre la imposibilidad de contener la epidemia de Mpox en la República Democrática del Congo sin atender las necesidades de las personas desplazadas y mejorar sus precarias condiciones de vida.

 

La Mpox o viruela símica (antes conocida como viruela del mono) no es una enfermedad nueva en la República Democrática del Congo (RDC), donde es endémica en varias regiones. En la última década, los casos han aumentado, pero ahora, en los Kivus, el virus ha mutado, volviéndose más transmisible entre humanos. Esto es alarmante, especialmente en áreas densamente pobladas como Goma (con dos millones de habitantes) y en campos de desplazados, donde cientos de miles de personas buscan refugio a causa del conflicto armado en Kivu Norte.

Aunque la letalidad de esta nueva cepa es baja, las condiciones en Goma y sus alrededores no permiten frenar su propagación. La capacidad para tratar a quienes corren más riesgo de complicaciones, como niños pequeños y personas con VIH avanzado, sigue siendo muy limitada.

Condiciones precarias dificultan la prevención en campos de desplazados

¿Cómo podemos esperar que las familias que viven en refugios diminutos, sin agua, instalaciones sanitarias adecuadas o incluso jabón, implementen medidas preventivas? ¿Las niñas y niños con desnutrición cómo pueden tener la fuerza necesaria para evitar complicaciones a causa de la enfermedad? ¿Cómo podemos esperar que esta variante, que se transmite principalmente por contacto sexual, no se propague en los campos para personas desplazadas, dados los dramáticos niveles de violencia y explotación sexual que afectan a las niñas y mujeres que viven allí?

Hemos denunciado en repetidas ocasiones las condiciones de vida inhumanas a las que se enfrentan las personas en los campos y las flagrantes brechas en la respuesta humanitaria.

Impacto de la crisis del M-23 en las condiciones de vida

Más de dos años después del inicio de la llamada “crisis del M-23” y el desplazamiento masivo de personas que desencadenó, las familias que viven en los campos sobrepoblados aún carecen de lo esencial: alimentos, agua, seguridad, artículos de higiene básicos, y acceso a servicios de saneamiento y atención médica.

La Dra. Tejshri Shah, directora general y pediatra especializada en enfermedades infecciosas, acaba de regresar de Kivu Norte, y al respecto comenta: “durante una sesión de asesoramiento a la que asistí con sobrevivientes de violación, una mujer me dijo que vive con sus siete hijos bajo una lona de plástico. Su pareja la abandonó después de la violación. Para mujeres como ella, las soluciones probadas y comprobadas para prevenir la propagación de la epidemia son inimaginablemente difíciles de implementar”.

Para la mujer a la que asistió la Dra. Shah, y para todas las personas que han buscado refugio en los campos para personas desplazadas, la epidemia de Mpox es un desafío más en medio de un torrente de problemas. Y no es el más urgente, dadas las luchas diarias que enfrentan, incluidos los brotes de otras enfermedades potencialmente mortales, como el sarampión o el cólera.

“Sin embargo, la Mpox está ahí y es necesario hacerle frente. Para abordar este nuevo desafío adicional, debemos facilitar la sobrevivencia de las personas. Esto se logrará con una respuesta adaptada a sus necesidades específicas y a los desafíos de la vida real”, añade la Dra.

Soluciones inmediatas para mitigar la epidemia

Es necesario escuchar a las personas, comprender sus necesidades y brindarles suministros básicos para el control de la infección como:

Agua, jabón, desinfectante; acceso a instalaciones médicas.

“Son cosas simples pero esenciales. No podemos depender únicamente de la llegada de las vacunas para resolver el problema. Mejorar las condiciones de vida de las personas también es un factor crítico para combatir estos brotes”, explica la Dra. Shah.

Junto con las autoridades médicas, nuestros equipos hacen todo lo posible para brindar atención. Sensibilizar a las personas que viven en estos asentamientos, como lo hacemos en otras partes del país afectadas por el brote. Como muchos otros, esperamos que las vacunas lleguen al país lo antes posible. Sin embargo, no serán soluciones mágicas: los actores gubernamentales y no gubernamentales también deben abordar urgentemente las bases de la respuesta al Mpox, que debe adaptarse a las necesidades y realidades de la población.

 

*) Médicos Sin Fronteras (MSF) es una organización médico-humanitaria de carácter internacional que aporta su ayuda a poblaciones en situación precaria y a víctimas de catástrofes de origen natural o humano y de conflictos armados, sin ninguna discriminación por raza, religión o ideología política. Actualmente MSF cuenta con 499 proyectos de acción médica y humanitaria en 88 países, y con 7 millones de socios y colaboradores en todo el mundo. En reconocimiento a su labor humanitaria, MSF recibió el Premio Nobel de la Paz 1999.

Para mayor información visitar: www.msf.org.uy

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