*) Sergio Sánchez Moreno

Fragmento de artículo para la revista de la Semana De San Fernando de Maldonado, del Dr. Mario Scasso Burghi

El 2 de febrero de 1516, hará ahora  500 años… el Piloto Mayor del Reino de España, Juan Díaz de Solís*, comandó una expedición de tres carabelas que arriba a nuestras costas. Descubrió las “Islas de Lobos” y por “dentro” de ellas, una punta rocosa y una bahía protegida por una isla, en la que sondeando, halló aguas profundas y un curso de agua dulce, próximo a la costa, en la que desembarcó.

Bautizó a la bahía con el nombre de “Puerto de Nuestra Señora de la Candelaria” y a la punta rocosa próxima “Cabo de Santa María” por ser el nombre correspondiente al calendario del santoral.

La primera playa

Esta bahía está formada por la costa arenosa, dos puntas rocosas y una isla poblada de palmeras, enmarcadas en extremos rocosos y restingas. Este espejo de aguas tranquilas, protegidas del oleaje del mar, permitió con suficiente profundidad, anclar a la “armada”, precedida de botes con sondas.

Descubren en la costa una corriente de agua dulce, próxima al fondeadero, que formaba una laguna entre los médanos costeros y la barra de arena formada por el oleaje. Desembarcan en esa playa con botes y evalúan el agua como apropiada para rellenar las barricas de la provisión de los navíos.

El primer nombre

La costa que venían siguiendo, desde la isla de Santa Catalina, no le había procurado ninguna situación similar de protección para estas tareas. A los 35 grados de latitud sur… encuentran una afilada punta llana y rocosa que se adentraba en el mar, constituyendo un accidente notable.

Percibieron que desde ella, el perfil de la costa que tenía una dirección oblicua desde el norte hacia el sur hacia el oeste, cambiaba para orientarse desde este –oeste, en forma horizontal. Esto fue suficientemente notable para que en el día de Nuestra Señora de la Candelaria se denominase con ese nombre a la bahía y a la punta rocosa, cabo de Santa María.

Se decidió, en este lugar, tomar posesión de estos territorios, por las buenas características del puerto con aguas protegidas y profundas. El país aledaño se mostraba como una interminable sucesión de médanos de arena, que precedían a praderas verdosas y al fondo, en el horizonte, se veían sierras redondeadas, que se adivinaban como pedregosas.

En nombre de los reyes

La ceremonia por la que se reclamaban las tierras a nombre de los reyes de España era presidida por el comandante de la armada Don Juan Díaz de Solís y el estado mayor de su armada.

El escribano Alarcón, asentó en los documentos el acto de posesión, mientras los marinos erigieron una cruz, en un médano de arena elevado frente a la playa, tocaron las trompetas, dispararon los cañones de las carabelas, desplegaron las banderas y estandartes.

Los tripulantes desembarcaron, reclamaron gritando los nombres de sus reyes, estas tierras para ellos y cortaron a golpe de espadas ramas (que en este caso serían matorrales de espina de cruz, que eran la principal vegetación costera).

Los que ya estaban

Los charrúas que presenciaron el desembarco y la ceremonia, en bandas de alrededor de 40 individuos, tenían sus paraderos en la base de la península, cerca de la actual cañada de La Pastora y en las Piedras del Chileno, junto a la Laguna del Diario.

Si fueron sorprendidos por el aspecto de los marinos, estos los fueron aún más, al presenciar la salutación lacrimosa con la cual los recibieron, el barbote en el labio inferior de los hombres semidesnudos y la amputación de los dedos de las manos de las mujeres, por el luto de los familiares.

La primera misa

El acto de posesión se refrendó con un acto religioso, una misa de Acción de Gracias por haber arribado a buen puerto y una reafirmación del hecho político. Esto se llevó a cabo por los capellanes de la escuadra, en la playa.

En este puerto, en el que Solís y los suyos permanecieron varios días, se aprovisionaron  de agua y de pesca abundante más carne de lobos… prosiguiendo su viaje, internándose en un “Mar Dulce” al que denominó “Río de Santa María”.

Solís iba rumbo a su muerte. Desde esas fechas se consideró al “Cabo de Santa María como puerta de entrada del río que luego se denominaría “de Solís” y “de la Plata” en el curso del siglo XVI.

Andando el tiempo

Estos hechos tuvieron una importancia política, geográfica, económica, cultural y religiosa, trascendentales. En primer lugar fue el hecho geográfico que el descubrimiento del estuario puso en los mapas y en el conocimiento de la cultura europea la existencia de estas regiones. Entramos en la globalización del conocimiento. Asimismo el curso de agua se convirtió en la vía de comunicación de la región.

En segundo lugar fue el hecho político que en el cono sur de América la primera tierra reclamada por Castilla a nombre de los reyes de España, fue la Bahía de Maldonado. Puerta de la colonización de la cuenca del Río de la Plata, en una presencia que duraría 300 años.

El hecho económico fue que el estuario y sus ríos tributarios se constituyeron en las vías del flujo de personas y de sus productos desde y hacia Europa.

El hecho cultural y religioso es que la presencia española inicialmente y luego portuguesa parcialmente, le dio la característica a estas regiones con un idioma, el castellano y luego el portugués, una cultura latina y mediterránea y una religión predominante, la católica.

* El Piloto Mayor debía ser un auténtico experto en navegación, ya que su misión consistía en la preparación y resultado de las expediciones, examinar y graduar a los pilotos y censurar las cartas e instrumentos de navegación. Para realizar sus funciones contaba con la ayuda de otros pilotos así como del Cosmógrafo de la Casa. Américo Vespucio fue el primer Piloto Mayor (1508) sucedido más tarde por Juan Díaz De Solís y Sebastián Gaboto.

*) Periodista, Conductor. Programa “La Plaza”, Canal 12, Melo, Uruguay

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