El caso, que generó un amplio repudio y diversas repercusiones en distintos ámbitos, quedó cerrado sin imputación penal para los protagonistas. Los delitos por los cuales podrían haber sido imputados, se extinguieron.

 

Durante la audiencia cumplida este miércoles 2 de agosto, se oficializó el acuerdo alcanzado entre Gabriel Pérez y las cuatro personas (tres hombres y una mujer, tres de ellos de nacionalidad argentina) que el jueves 6 de julio lo agredieron brutalmente y lo entregaron a la Policía.

Mediante el acuerdo reparatorio alcanzado entre las partes, Pérez será indemnizado con US$ 12.000, mientras que por el otro lado se extinguen los delitos por los que podrían haber sido imputados los autores: lesiones personales, violencia privada, injuria y falsa acusación.

Tras la audiencia, Gabriel Pérez dijo que “se hizo justicia”, pero que su vida “cambió un poco” a partir del traumatizante episodio vivido en forma tan inesperada. Pérez agradeció el apoyo recibido durante casi un mes, desde que ocurriera el episodio en calles de Ocean Park, que, “fue muchísimo”.

Nunca visto

Gabriel Pérez tiene 46 años, es divorciado y vive hace 12 años y medio en Ocean Park. No posee ningún tipo de antecedente, y es muy apreciado por quienes lo conocen. Se dedica a la venta de conservas artesanales y árboles frutales, principalmente de la flora nativa.

El jueves 6 de julio a media tarde, Gabriel Pérez se desplazaba en su bicicleta a la altura de avenida Sarmiento y la calle paralela a la Ruta Interbalnearia, llevando una garrafa de supergas de 3 kilos hacia un puesto cercano de recarga, y su mochila con los productos envasados que vende.

Sorpresivamente, según dijo a MaldonadoNoticias, fue interceptado por dos camionetas matriculadas en Argentina: una “Ranger” conducida por una mujer, y otra Peugeot tipo furgón que era ocupada por tres hombres. Todos bajaron rápidamente, lo redujeron y comenzaron a golpearlo.

Dijo que le exigían que les dijera “donde está lo robado” y “quien los había robado”. Lo tiraron al piso mientras continuaban golpeándolo, llegando al extremo de oprimirlo boca abajo en una cuneta con barro. Luego lo cargaron a una camioneta y lo condujeron a una dependencia policial.

Coincidentemente, a dos cuadras del lugar del ataque, está emplazado el destacamento de Sauce de Portezuelo, donde según Gabriel Pérez, fue recibido y encerrado esposado a un calabozo. A la dependencia entraron los tres hombres que dijeron: “acá traemos otro delincuente más”.

Luego que sus entregadores se retiraron, los policías de guardia le dijeron que por orden superior, debían trasladarlo a Piriápolis donde asumirían el caso investigadores de Zona 1. Gabriel Pérez, aclaró que los efectivos policiales en todo momento lo trataron bien.

El viernes 7 fue visto por un médico forense que constató hematomas y erosiones producto de los golpes recibidos. Tres días después, acompañado y asesorado por vecinos y conocidos, tomó contacto con un abogado para iniciar las acciones que concluyeron la jornada de este miércoles.

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