Por cámaras de video vigilancia lo identificaron cuando se llevaba una rueda en pleno centro de Maldonado y luego se confirmó que días antes también se había hecho de otra en la zona de Cachimba del Rey.
El domingo 20 de octubre, una septuagenaria se presentó en la seccional policial 1ª del centro fernandino, para denunciar el hurto de una rueda auxiliar, la que fue sustraída de su vehículo mientras se encontraba estacionado durante la madrugada de ese día, a la altura de calles Román Guerra y Dr. Edye.
Investigadores de la citada comisaría junto a personal de analítica del Centro de Comando Unificado, lograron determinar que el autor del hurto de la rueda había sido filmado por cámaras de videovigilancia de la zona, tratándose de Pablo Andrés Prieto Rodríguez, de 33 años y poseedor de múltiples antecedentes.
Pero al mismo tiempo, se pudo confirmar que el mismo delincuente estaba vinculado a otro hurto de similares características ocurrido el domingo 8 de septiembre en avenida Cachimba del Rey, en el barrio del mismo nombre. De todo lo actuado hasta ese momento de informó al Fiscal de 1° turno.
Tramitada la orden de detención de Prieto Rodríguez ante el Juzgado Penal de 4° turno, la misma se concretó el lunes 4 de noviembre cuando efectivos del grupo PADO de Zona 2 lo ubicaron a la altura de calle La Virgen y bulevar Artigas. Conducido a la fiscalía actuante e indagado, compareció ante la Justicia.
Horas más tarde de ese mismo día, en la sede Penal de 11° turno, Pablo Andrés Prieto Rodríguez terminó siendo condenado como autor penalmente responsable de 2 delitos de hurto agravados, en régimen de reiteración real entre sí, siendo penado con 14 meses de prisión.
Es incurable
El último de los múltiples antecedentes de este sujeto es del lunes 24 de julio de 2023 cuando fuera enviado tras las rejas como autor de un delito de receptación, luego que ese mismo día investigadores de la Zona Operacional 2 lo intervinieran circulando en bicicleta por calle Tacuarembó, en el ex barrio Presidente Kennedy.
Pablo Andrés Prieto Rodríguez llevaba apoyado en el cuadro un generador de energía, marca Yamaha que fue lo que le llamó la atención a los policías que decidieron interceptarlo y consultarlo. Aseguró que lo había encontrado junto a un contenedor de residuos, frente a un salón de eventos sobre avenida Aparicio Saravia.
Mientras el individuo fue conducido en averiguaciones, los investigadores contactaron al propietario del local frente al cual supuestamente estaba “tirado” el generador, quien constató que el equipo se lo habían llevado de su propiedad, y que para ingresar habían quitado el candado de un portón.
Enterada la Fiscalía de 1° turno, ordenó que tras ser indagado, Pablo Andrés Prieto fuera conducido a la sede Penal de 11° turno de Maldonado, donde terminó condenado como autor de un delito de receptación (ya que no hubo pruebas de que haya cometido el hurto), y penado con 9 meses de prisión.
El anterior antecedente de este sujeto era por entonces del martes 8 de marzo de 2022, cuando en el Juzgado Penal de 11° turno fuera condenado como autor de un delito de hurto y enviado 6 meses a la cárcel, en momentos que estaba con medidas sustitutivas desde el mes de enero por otro hurto.
Días antes en horas de la madrugada, había cometido el ilícito en un comercio de la céntrica calle 3 de Febrero de Maldonado, donde, el propietario constató que habían roto una ventana lateral, y que se habían llevado un teléfono iPhone que se encontraba encima del mostrador del inmueble.
El damnificado aportó registros del sistema de video vigilancia del comercio, donde se apreciaron algunas características del autor y el momento en el que ingresó y se llevó el costoso aparato. Posteriormente, la Policía localizó al delincuente que reunía las características del buscado.
Era Pablo Andrés Prieto Rodríguez, quien al ser consultado por el aparato hurtado dijo que ya lo había vendido, por lo cual se le incautó el dinero que había obtenido. Localizado luego el comprador, también fue conducido a dependencias policiales, pero quedó en libertad porque lo habría adquirido de buena fe.
Pablo Andrés Prieto Rodríguez, ya había sido condenado el sábado 29 de enero de aquel mismo año, imputado por la autoría de un delito de hurto agravado, aunque la pena fue de medidas sustitutivas a la prisión, lo que no le impidió seguir en la calle y cometer el nuevo robo por el que fue a prisión.
Anteriormente, el viernes 6 de noviembre del año 2020, también había sido enviado a la cárcel como autor de otro delito de receptación, ya que el día anterior fue atrapado por el dueño de una finca ubicada sobre boulevard Artigas en la que no quedaron dudas que había cometido un hurto.
Prieto Rodríguez fue identificado apenas llegó al lugar la Policía; en ese momento llevaba consigo varias prendas de vestir del damnificado. Indagado y llevado ante la Justicia, fue condenado a 10 meses de prisión efectiva, pero no por violación de domicilio y hurto, sino por el delito de receptación.
Pero como ocurrió en otras ocasiones, pocos meses antes Prieto Rodríguez ya había caído en manos de la Policía, y condenado como el responsable de otro robo el 13 de julio de ese mismo año 2020, aunque nuevamente la Justicia lo penó con medidas sustitutivas a la prisión imputado por un delito de hurto.
Este delincuente, en 2019 también había sido condenado por la autoría de distintos delitos: el 30 de agosto, fue enviado a la cárcel como autor de un delito de hurto especialmente agravado; y antes, el 21 de mayo del mismo año, fue imputado por usurpación, pero tampoco fue tras las rejas.
El primer hecho por el que terminó en la cárcel de Las Rosas es de agosto de 2018. El 16 de aquel mes, fue condenado luego de ser detenido en el barrio San Martín de Maldonado, llevando una garrafa de supergas de 13 kilos que había robado de un edificio de las avenidas Roosevelt y Martiniano Chiossi.
Fue detenido por efectivos del grupo PADO en calles Paravís e Isla de Gorriti cuando se desplazaba en una bicicleta. Terminó condenado a 7 meses de prisión, como autor de un delito de hurto, en concurrencia fuera de la reiteración, con un delito de violación de domicilio especialmente agravado.