En su casa encontraron droga pero no era de él, mientras que por el robo de una serie de materiales de una obra en construcción, le imputaron receptación, lo que indica que no le pudieron probar que haya sido responsable del hurto por el que fue buscado.
La mañana del viernes 10 de enero, personal de Investigaciones de la Zona Operacional 4 comenzó a trabajar para esclarecer un hurto cometido en una obra en construcción ubicada en calle El Gaucho (48) del balneario Buenos Aires. El denunciante reportó el faltante de materiales de construcción, evaluados en unos $ 90.000.
Durante las primeras actuaciones, se obtuvieron registros de cámaras de video vigilancia de la zona, en las que se pudo detectar que una camioneta marca EFFA, matriculada en Montevideo, había sido el vehículo utilizado para transportar los materiales hurtados por parte de un conocido delincuente de la zona.
Enterada la Fiscal de 3° turno, solicitó a la Justicia una orden de allanamiento para el domicilio del sospechoso: Fabio Leopoldo Saroba Sastre, de 39 años y poseedor de varios antecedentes. El lunes 13 de enero se concretó el allanamiento del predio ubicado en calle La Cincha (24) del balneario Buenos Aires.
Inspeccionadas varias viviendas del mismo padrón, los policías encontraron un morral con un arma de fuego y 25 balas calibre 9m.m., un pequeño paquete conteniendo 365 gramos de clorhidrato de cocina, varias de las herramientas denunciadas como hurtadas, así como distintas prendas de vestir.
También resultó detenido Saroba Sastre, quien fue derivado a dependencias policiales quedando a disposición de la Fiscalía de 3° turno, donde fue indagado, para luego ser conducido al Juzgado Penal de 4° turno, resultando condenado por varios delitos y penado con 13 meses de prisión.
Fabio Leopoldo Saroba Sastre, fue imputado como cómplice de un delito de suministro de sustancias estupefacientes (la droga incautada no era de él) y como autor de un delito de tráfico interno de arma de fuego y municiones, un delito de porte de arma cuyos signos fueron alterados y un delito de receptación.
Siempre en la vuelta
El jueves 4 de febrero de 2021, una mujer se presentó en la seccional policial 12ª de La Barra, expresando que al llegar a su casa en balneario Buenos Aires se encontró con una cantidad de efectos que no eran suyos. Había una heladera, una cocina, un calefón, batería de cocina, cañas de pescar y sillas de madera.
Agregó que consultó a su hijo, Fabio Leopoldo Saroba Sastre, sobre la procedencia de todos los efectos y artefactos, quien le respondió sin ningún empacho que los había sacado de una casa deshabitada en calle La Carona (23) del propio balneario Buenos Aires. Fue en ese momento que decidió presentarse a la Policía.
En forma inmediata los policías se trasladaron a la casa de la mujer donde incautaron todos los efectos mencionados y detuvieron al sujeto que, tras las instancias de rigor, compareció en el entonces Juzgado Penal de 2° turno de San Carlos, donde lo condenaron por un delito de hurto especialmente agravado.
La pena impuesta fue de 13 meses de prisión. Saroba Sastre ya contaba con otros dos antecedentes. El primero de 2007 por hurto especialmente agravado, y el siguiente de marzo de 2019 por el mismo delito pero además por receptación. En ambos casos le impusieron medidas sustitutivas.
En el caso de 2019, la Justicia de San Carlos lo peno con 12 meses de libertad vigilada, con la obligación de someterse obligatoriamente a un programa de rehabilitación por su consumo problemático de estupefacientes. Le imputaron un delito de hurto especialmente agravado, con un delito de receptación.
En aquella ocasión, efectivos policiales de la seccional 12ª de La Barra, concurrieron al balneario Buenos Aires, desde donde se había reportado la presencia de un extraño saliendo de una finca de calle La Cincha. Cerca de allí, fue intervenido e identificado Fabio Leopoldo Saroba Sastre.
En esos momentos se desplazaba en una moto llevando una serie de efectos que había hurtado poco antes. Posteriormente, en dependencias policiales se confirmó que el birrodado tampoco era suyo, aunque no se pudo probar que lo hubiera robado por lo cual le imputaron receptación.