Esta es la casa del holandes radicado en Pan de Azúcar, que cuando fue detenido estaba a la venta.Según información conocida en las últimas horas, el Juez Especializado en Crimen Organizado, Néstor Valetti, reactivó la semana pasada la investigación sobre una gigantesca estafa en perjuicio de la empresa First Data, licenciataria de la tarjeta “Maestro”, caso por el cual en mayo del año pasado, envió a la cárcel a 4 personas.

Como lo informara ampliamente MaldonadoNoticias, el caso se conoció en mayo del año pasado, cuando se supo del procesamiento de un holandés radicado en la ciudad de Pan de Azúcar, y de un entonces aduanero paraguayo, además de otras dos personas: un francés y un empresario uruguayo.

Según operadores judiciales, el caso podría constituirse en la mayor estafa en la historia del país con tarjetas de crédito. Durante la investigación, fueron indagados comerciantes y personal jerárquico de distintas empresas y supermercados, muchos de ellos del departamento de Maldonado.

El País informó en su edición de este martes, que el Juez Valetti abrió un nuevo expediente para continuar con la investigación, ya que además de los directamente implicados con las maniobras -estimadas en unos US$ 41 millones-, habría otras que participaron en los negocios ilícitos.

La punta

A comienzos de mayo del año pasado, el Juez Néstor Valetti, procesó con prisión al holandés O.S., y al paraguayo J.R.V.B., a quienes les imputó el delito de estafa mediante el uso de tarjetas de débito, en perjuicio de la empresa First Data, licenciataria de la marca "Maestro".

Como se recordará, los procesados aprovecharon sistemáticamente un error de programación o defecto del sistema de conversión monetaria de la empresa First Data, por lo cual cuantiosas compras que realizaron por miles de dólares, en realidad aparecían en los estados de cuenta pero en miles de pesos uruguayos.

Según quedó al descubierto durante el inicio de la investigación, tanto el holandés radicado en Pan de Azúcar, como el paraguayo, valiéndose de su conocimiento de la situación, realizaban compras sistemáticas en Uruguay, obteniendo en la conversión errónea de la moneda, importantes ganancias.

Además, el juez le tipificó al holandés un delito continuado de lavado de activos, por entender que "blanqueó" el dinero obtenido ilícitamente, "en adquisición y transacciones de apariencia legal", como una casa en la ciudad de Pan de Azúcar que reformó y tenía a la venta cuando fue detenido.

Según fuentes judiciales el caso recién comenzaba a investigarse, por parte de un equipo multidisciplinario integrado por personal de Lucha contra el Crimen Organizado e Interpol, de la Secretaría Nacional Anti lavado, de la Unidad de Investigación y Análisis Financiero (UIAF) del Banco Central y de una perito contable del ITF.

La denuncia fue radicada ante el juzgado Especializado en Crimen Organizado, el 7 de noviembre de 2014 por la empresa First Data Uruguay S.A. Las tarjetas de débito utilizadas habían sido emitidas en Paraguay, y sus titulares eran mayoritariamente ciudadanos de aquel país, aunque otros eran franceses y holandeses.

Las maniobras se realizaban en connivencia con un considerable número de importantes comercios de plaza que ahora son investigados, varios de ellos ubicados en la ciudad de Pan de Azúcar donde se había radicado el holandés. Según la firma denunciante, la estafa sería de unos US$ 41 millones.

El holandés O.S. fue detenido en Pan de Azúcar, donde había adquirido una finca que refaccionó y había puesto a la venta. El paraguayo J.R.V.B. era funcionario de la Delegación de la Aduana de la República del Paraguay en Montevideo. Ambos individuos fueron los dos primeros procesados con prisión.

Buenos clientes

El holandés ya era muy conocido en Pan de Azúcar, donde se radicó aproximadamente en el año 2013. Era titular de una tarjeta de débito Maestro de Master Card, y lo primero que adquirió fue una bicicleta de mountain bike en US$ 1.700 por la que finalmente solo pagó 70 euros.

Así descubrió que algo estaba mal en la administradora de la tarjeta, por lo que “probó” realizando otras compras para confirmar que efectivamente ese error se estaba registrando. Así comprobó que el sistema informático de la empresa First Data tenía un defecto de conversión de moneda.

Traducía a pesos uruguayos todas las compras realizadas en dólares, con lo que obtenía suculentas ganancias al comercializar luego lo adquirido al precio real. La última maniobra descubierta, la realizó en complicidad con un dueño de camiones y en una estación de servicios.

En acuerdo con una persona de apellido G., propietaria de varios camiones, el holandés adquirió por adelantado con su tarjeta, combustible por una suma aproximada a los US$ 75.000, tras ser aceptada de buena fe por el dueño del establecimiento, pero en connivencia con el dueño de los camiones.

Este último, concurría a la estación de servicios, abonando al principio el 25% de la nafta, y posteriormente el 50%. El holandés habría advertido a G. de la maniobra perpetrada, habiendo declarado la compra por la suma mencionada, por lo que obtuvo una ganancia del 30%.

De la misma forma adquirió materiales de construcción para su casa, ya que cuando llegó a Uruguay compró el inmueble (el 10 de abril de 2013) en solamente U$S 25.000 y en 2015, aún no habiendo finalizado las reformas, tenía en venta en Mercado Libre esa propiedad en U$S 143.000.

También le pagó a los obreros sus salarios, con herramientas nuevas o con muy poco uso, y materiales de construcción que adquirió valiéndose de la misma maniobra con su propia tarjeta; asimismo, adquirió un terreno en el balneario Playa Hermosa, en la suma de U$S 19.000.

En otros comercios adquirió varios relojes Rolex, cadenas de oro y una camioneta Chevrolet modelo S-10 Advantage. Como consecuencia de estas maniobras la empresa First Data estimó en US$ 396.182 la estafa perpetrada, lo que estaba debidamente documentado.

En cuanto al ex aduanero paraguayo J. R. V. B., se probó que al enterarse del defecto de conversión en el sistema de First Data, comenzó a realizar múltiples transacciones, llegando a adquirir una moto de agua Yamaha en US$ 20.000 que ni siquiera retiró, porque inmediatamente la vendió en US$ 14.500.

También compró varios teléfonos celulares, un reloj Armani en US$ 200, una cadena de oro con crucifijo, varios televisores LCD, y una cocina entre otros efectos aprovechándose de las ganancias que le redituaba el defecto de conversión entre las monedas.

El paraguayo, se comprometió en la sede penal donde fue procesado, a pagarle a la empresa First Data la suma de US$ 200.000, en cuatro años a razón de US$ 50.000 por año. Fue imputado por un delito continuado de estafa, sin perjuicio de que la carátula pueda ampliarse a un delito de lavado de activos.

Días después, el Juez Valetti procesó a un ciudadano francés por un delito continuado de estafa en calidad de autor. Este hombre hizo maniobras similares a los dos anteriores, por un monto que la empresa emisora de la tarjeta damnificada estimó en los US$ 600.000.

También fue procesado un empresario uruguayo, por el mismo delito que el francés, pero en calidad de co-autor. Se estima que en este caso las maniobras fraudulentas alcanzaron los US$ 400.000.

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