El mercurio es el único metal que se presenta líquido a la temperatura ambiente. Es sumamente volátil, y por otra parte, tiene una alta capacidad para formar compuestos orgánicos e inorgánicos. Su impacto contaminante es muy alto y tiene efectos sobre la salud humana.
Al ponerse en contacto con un ambiente acuático, el mercurio se transforma en metilmercurio, un potente neurotóxico que se acumula, por medio de la cadena trófica, en los peces y en los humanos y fauna silvestre que de ellos se alimentan.
Se cree que el metilmercurio es uno de los seis peores contaminantes del planeta. El mercurio nunca desaparece del ambiente, asegurando que la contaminación de hoy será un problema en el futuro.
Las principales fuentes de contaminación por mercurio son las naturales debido a los desprendimientos o el desgaste de la corteza terrestre, y la causada por el hombre en los procesos industriales, que es la más importante y la que causa el 75% de las contaminaciones.
El mercurio se utiliza en la industria para la manufactura de equipos eléctricos y científicos como baterías, lámparas, termómetros, barómetros, y otros. Su uso en pesticidas, conservadores de semillas, pinturas y cosméticos se ha restringido en algunos países, pero todavía existen muchas compañías que lo emplean.
Otro uso muy controvertido son las amalgamas dentales, ya que desprenden vapores tóxicos que afectan a los dentistas y a los propios técnicos dentales, y en mucha menor medida a los propios pacientes.
La mayor parte de los estudiosos que han analizado este efecto, aseguran que la gente que tiene amalgamas en los dientes o muelas no está expuesta a ningún riesgo de intoxicación ya que las cantidades de mercurio a las que se expone son mínimas.
Posible solución
Las centrales térmicas que producen energía eléctrica consumiendo carbón, y otras instalaciones industriales, emiten grandes cantidades de mercurio a la atmósfera. Los ingenieros trabajan para eliminar este metal tan peligroso, utilizando técnicas desarrolladas originalmente para programas espaciales.
La técnica más reciente, aplicada por expertos de la Universidad de Florida, emplea luz ultravioleta y sílice. Fue ideada para tratar y reutilizar el agua que se encuentra a bordo de la estación espacial internacional (ISS), con el objetivo de sustituir el antiguo método basado en carbón activado.
El sistema -según los expertos- funciona bien en la ISS, de modo que los investigadores de la Universidad de Florida empezaron a buscarle nuevas aplicaciones. La eliminación de mercurio es una de ellas.
Muchas fuentes
Este metal es liberado a la atmósfera por los volcanes, los incendios forestales, la combustión del carbón, y otros. Puede depositarse en lagos y ríos, donde se acumulará en los tejidos de los peces. De este modo, ciertas especies han dejado de ser comestibles y otras lo son sólo de forma limitada.
Sólo en los Estados Unidos se hallan en servicio 1.140 centrales térmicas de carbón. Todo el carbón contiene pequeñas cantidades de mercurio, que es liberado cuando se quema. La mejor tecnología actual para retirar este metal supone inyectar diminutas partículas de carbón activado.
El proceso, sin embargo, tiene sus problemas. Se requieren tres kilogramos de carbón activado para capturar un solo gramo de mercurio. Ello implica miles de toneladas, con un precio de US$ 2 mil millones a US$ 5 mil millones al año si se quiere eliminar todo el mercurio producido.
En otro orden, la Unión Europea prohibió la creación de termómetros de mercurio por su alta toxicidad, en el marco de un plan para reducir el uso del mercurio en Europa, un metal que es altamente contaminante y dañino para la salud.
(Fuente/Foto: profesorenlinea.cl – Wikimedia Commons)